Hoy el Museo Conventual es todo historia: la antigua capilla es Sala de Arte Sacro; en su cementerio descansan restos de frailes de la Orden, de granaderos muertos en el Combate de San Lorenzo y una urna pequeña guarda cenizas de Carlos Javier Benielli, autor de la letra de la «Marcha de San Lorenzo». Salas de una galería de los antiguos dormitorios del convento, en tanto, reeditan vida cotidiana desde 1796; destaca la que sirvió de descanso al entonces coronel San Martín. Un claustro cerrado lleva a la Sala de Profundis, y al Refectorio o Comedor (que fue el primer banco de sangre del país). Otros espacios son la celda del capitán Bermúdez, una sala de armas y otro que narra las misiones franciscanas en el norte del país. Desde 2018 los antiguos muros albergan tecnología del siglo XXI: cuadros, infografías y realidad virtual. Este museo comprende una superficie de dos mil metros cuadrados.