De esta manera, un grupo de entusiastas puso proa a conseguir objetos y documentación que aportaran a ese objetivo estratégico. Fotografías, pinturas, escritos a mano de valor documental, mobiliario de todo tipo —desde un juego de dormitorio de estilo colonial hasta una máquina de coser Singer— y herramientas de época que utilizaron los primeros pobladores de la región fueron dando cuerpo e identidad a esta institución. Todos estos objetos fueron donados o cedidos en comodato.
Este patrimonio, ordenado y clasificado en colecciones, es regularmente visitado por los rosquinenses y, de manera especial, por contingentes escolares, que toman así contacto con la historia de la localidad y su región. El museo está en un proceso de incorporar nuevas tecnologías y sumar miradas museológicas para adecuarse a los requerimientos y desafíos de los nuevos tiempos.