Al comando de su cupé Chevrolet 38, Gilli dio batalla y ejemplo en justas que lo enfrentaron con lo más granado del Turismo Carretera hacia finales de los años 60 del siglo XX. «Imagínese que yo en mi taller tenía colgadas las fotografías de Oscar Gálvez, de los Emiliozzi, y al poco tiempo estaba corriendo con ellos», dice Gilli, entusiasmado.

Lo cierto es que aquella histórica cupé —junto a un inestimable número de fotografías, documentos, revistas, libros y recuerdos gráficos— da vida al acervo del Museo Heraldo Gilli, allí en el Chañar Ladeado natal del ex corredor, inaugurado en 2017.

El auto de Gilli hizo historia en el TC entre 1966 y 1969. Sólo tres años le alcanzaron al corredor para brillar y para transformar al coche en algo icónico, preservado por generaciones. Tanto es así que, además de pasearse como emblema en museos argentinos en diferentes momentos (el Fangio de Balcarce o el Mouras de La Plata), participó en 1992 de una histórica recorrida / carrera Buenos AiresNueva York, en 1992, a propósito de la celebración de los quinientos años del encuentro entre dos mundos. La cupé de Gilli, junto a otros autos históricos, rodó hasta Caracas, Venezuela; de allí en barco hasta Miami y, una vez en Norteamérica, recorrió caminos hasta Nueva York.

Juan Manuel Fangio, Carlos Alberto Reutemann, Clay Regazoni, entre tantos otros, han visitado la casa de Gilli en Chañar, hoy convertida en museo. Un museo que, entre otras rarezas guarda, según Gilli, guarda las últimas fotografías que se tomaron de Fangio y de Gálvez, antes de sus decesos.