En tanto, arqueólogos del Museo de Ciencias Naturales Ángel Gallardo, de Rosario, comenzaban ese año con trabajos de excavación en el casco de la antigua estancia Hughes (campo Boland), cuyos dueños, muchos años atrás, habían donado las tierras para la construcción de la estación del ferrocarril. Así, aquel equipo emprendedor pudo acceder a los objetos que hoy forman parte de la colección arqueológica del Museo de Hughes.
Para el centenario del pueblo, en 2015, ya se había logrado armar una muestra que daba cuenta de la vida cotidiana, anécdotas, lugares emblemáticos y relatos orales.
La sede de este museo es singular. Aquel grupo de personas, mientras buscaba un lugar donde instalar los objetos que iba recopilando, «descubrió» en su camino un viejo vagón de los ferrocarriles, que por entonces llevaba muchos años abandonado. Fue cuando empezó a cobrar fuerza la idea de transformar ese vagón en un museo, recuperando ese símbolo fundacional de la historia del lugar, el ferrocarril.
Ya con la personería jurídica, la Asociación Civil Museo de Hughes pudo correr el vagón a otro sitio y acondicionarlo. Mientras tanto, realiza muestras itinerantes y temporarias en vidrieras de locales cedidos y en establecimientos educativos. Sus miembros apuestan a construir una narración crítica y reflexiva de la historia del pueblo, porque, dicen, «interpretando el pasado podemos comprender el presente, para proyectar un futuro mejor».