El museo se propone ser una exposición generalista de la música. En su Sala I se disponen instrumentos; en su Sala II se cuentan libros, videos, grabaciones y equipos reproductores de sonido; y también se ofrece, como particularidad, un «Bosque del silencio», en el cual se invita a los visitantes a disfrutar de los sonidos de la naturaleza. «Es un museo interactivo, el público participa y no sólo contempla los elementos expuestos», anotan los gestores de la institución.
Destacan los más de cuatrocientos instrumentos, provenientes de países de casi toda América, pero también de Europa, Asia y África. A ello se suman más de doscientos equipos reproductores de sonido de casi todas las épocas, centenares de libros y una incontable cantidad de temas musicales, en diferentes formatos, a disposición de la escucha de cada visitante.